Quiero que llueva para siempre,
aunque sea tan solo por un segundo.
Eso es todo lo que pido,
un segundo nada más.
Un segundo de alegría,
alegría que se desborda,
humeante y olorosa,
embriagante y seductora.
Un segundo en el que llueva para siempre,
tan solo un segundo,
fabulosa fracción de lo incompleto
etéreo, eterno, inmortal,
perpetua fracción de lo inagotable.
Quiero que llueva para siempre,
con un diluvio petrificante e ininterrumpido
que me permita una eternidad
de este momento inacabable
Que llueva por tan solo un segundo,
en el que quepa por entero este momento,
que llueva para siempre en un segundo,
por tan solo un segundo de tu mirada,
por tan solo un segundo de tu presencia,
tan solo un segundo perfecto,
tan solo un segundo de vida…