A las cinco de una mañana,
esperando un avión que me llevaría lejos,
por primera vez me quise.
Me quise entre tus brazos
y te mentí,
mentí y besé tus labios,
tu cuello…
mentí y te besé entera,
mentí y te amé.
Mentí y tomé mis dedos,
los puse sobre tu boca,
y susurré: mía.
Y me abrazaste y dijiste: sí.
Mentimos.
Mentimos.
He aqui para aquellos que luego de que los buenos momentos han pasado, extrañamos las promesas hechas de caricias y las palabras que ahora nos parecen mentiras.
ResponderBorrar