lunes, 8 de diciembre de 2008

Aquí en mis días de soledad

Aquí en mis días de soledad, 
me sorprendo pensando en ti. 
Aquí en mi prisión distanciada, 
me han llegado tus recuerdos.   

Me han llegado aquí en mi montaña, 
tus recuerdos…   

Llegaron sutilmente una  mañana, 
tímidos al principio. 
Sus voces disfrazadas en el viento, 
y su presencia escondida tras las hojas. 
Jugaban a escapar de mi mirada, 
tímidos, diminutos y sutiles…   

Me traían poco a poco tus memorias, 
me trajeron tus ojos, 
reflejados en la noche estrellada. 
Me trajeron tu boca, 
enterrada en la piel del durazno, 
mezclada en su aroma, 
su sabor y su forma.   

Me trajeron poco a poco tus caricias, 
tiernas, 
cariñosas, 
desesperadas.   

Me trajeron tu cuerpo, 
con su figura sensual y seductora. 
Tambaleándose en un baile 
al son y la luz de las llamas.   

Me trajeron tus abrazos, 
aquellos gestos casuales, 
con los que una vez 
lograste cautivarme.   

Me trajeron tu aroma 
desigual al de una flor, 
falto de fragilidad, 
embriagante 
gentil y apetecible.   

Me trajeron también las lágrimas, 
las cargaron hasta aquí a mi montaña, 
y las dejaron caer sobre mi rostro. 
Cayeron por mucho tiempo, 
tus lagrimas… 
tuyas porque a ti te pertenecen, 
pedazos de ti que habitaban mi alma 
y que tus recuerdos se llevaron, 
las llevaron como obsequio al olvido.   

Maldije tu recuerdo ese momento, 
maldije el dolor y la nostalgia, 
y allí en mi montaña, 
solo, encerrado y apartado 
me enamoré una vez más de tu memoria, 
me enamoré como lo hace un niño, 
completa y plenamente. 
Sin miedo ni remordimiento, 
enamorado de una idea,
que jamás y nunca existió.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Quiero que llueva para siempre VI

Quiero que llueva para siempre, 
aunque sea tan solo por un segundo.   

Eso es todo lo que pido, 
un segundo nada más. 
Un segundo de alegría, 
alegría que se desborda, 
humeante y olorosa,
embriagante y seductora.   

Un segundo en el que llueva para siempre, 
tan solo un segundo, 
fabulosa fracción de lo incompleto 
etéreo, eterno, inmortal, 
perpetua fracción de lo inagotable.   

Quiero que llueva para siempre, 
con un diluvio petrificante e ininterrumpido 
que me permita una eternidad 
de este momento inacabable   

Que llueva por tan solo un segundo, 
en el que quepa por entero este momento, 
que llueva para siempre en un segundo, 
por tan solo un segundo de tu mirada,
por tan solo un segundo de tu presencia,
tan solo un segundo perfecto,
tan solo un segundo de vida…

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Miénteme

Miénteme, 
miénteme con descaro, 
muérdeme con tu veneno, 
miénteme con coraje, 
mírame con anhelo.   

Miénteme con ansias, 
miénteme con celos, 
mírame a los ojos, 
enrédame en tu pelo.   

Miénteme a la cara, 
clava en mi tus dedos, 
miénteme con gracia, 
confunde mis deseos.   

Miénteme de cerca, 
haz mi fin certero, 
bésame en la boca, 
y luego vete lejos.

martes, 28 de octubre de 2008

Rima XVIII (Gustavo Adolfo Béquer)

Fatigada del baile,
encendido el color, breve el aliento,
apoyada en mi brazo
del salón se detuvo en un extremo.

Entre la leve gasa
que levantaba el palpitante seno,
una flor se mecía
en compasado y dulce movimiento.

Como en cuna de nácar
que empuja el mar y que acaricia el céfiro,
tal vez allí dormía
al soplo de sus labios entreabiertos.

¡Oh! ¡quién así, pensaba,
dejar pudiera deslizarse el tiempo!
¡Oh! si las flores duermen,
¡qué dulcísimo sueño!

jueves, 16 de octubre de 2008

Ámame lentamente

Ámame lentamente…
como si el tiempo no importara.

Ámame lentamente,
mirándome a los ojos.

Ámame lentamente,
y piérdete en mis manos.

Ámame lentamente,
y vuélvete nada,
viértete toda.

Ámame con locura,
pero ten calma,
tómate tu tiempo.

Ámame con demencia,
pero hazlo serena,
tranquila.

Ámame cuando estés cansada,
porque así durará el momento.

Ámame cuando ya no tengas fuerzas,
y así no habrá nada entre medio…

lunes, 13 de octubre de 2008

Silencio

Llevo tiempo pensando,
que algo me persigue.

Lo siento cuando estoy solo,
cuando me rodea la nada.
Lo siento rodeándome,
escondido entre las sombras.
Le llamo,
y un eco me contesta,
un eco ensordecedor,
horrible, monstruoso y vacío.
Un eco que me asecha,
que me aparta,
soy su presa solitaria,
y me devora,
me cubre y me enreda,
en él se pierden mis gritos,
extraviados en la desilusión
de una respuesta que no llega,
perdidos en la distancia,
la desesperación,
y locura.

A él se adapto mi mundo,
transformándose poco a poco,
mirándome con su rostro crudo y frio,
burlándose,
sin necesidad de esconderse
me mira a los ojos
y me sonríe,
ahí parado con su traje negro,
negro como la noche,
como el abismo,
y como sus ojos.

Le llamo nuevamente,
me acerco y desaparece,
me vuelvo,
buscándolo,
y ahí está:
en todos sitios
y en ningún lado.

Le llamo nuevamente,
y es el silencio quien me contesta.

domingo, 12 de octubre de 2008

Acto (Pablo Cabral)

Búscame
En las calles de la prohibición
En las avenidas de la tentación
Un movimiento erótico
Que te quema como el añejado ron

Mírame
Con ojos cerrados
Una lluvia de estrellas
Estrelladas en una botella

Háblame
Que a pesar de no mirarte
O escuchar tus suplicas de amarme
Tengo ansias de mimarte

Huéleme
Que con mi piel añejada
Que a la mente embriaga
Satisfaré tus ansias
Sumergidas en rabia

Escúchame
Porque serán las últimas palabras
Que de mi corazón expresan
Las rarezas de mi naturaleza

Siénteme
Pues mi alma esta desnuda
Y con las yemas de tus dedos
Puedes sentir
Que por ti he de sufrir

Pruébame
Sin tocarme
Alimentándote de mi esencia
Que algún día te pudo brindar placer

Busco encontrarte
Como un mendigo
Que no tiene rumbo
Buscando a quien querer

Mirar con ojos cerrados
Que se niegan a abrir
Y ver el camino que he de seguir
Hablarte
Con palabras creadas por el arte
Que no puedan lastimarte
Y puedan alegrarte
Como un día me enseñaste

Entregarme
De una vez y terminar
De agradecerte a ti
Infinita mujer
Todos los secretos me enseñaste
Y los males con los que me chocaste

Viví
Vivo
Y viviré
Soy la idea bonita
De algo ficticio
Una ilusión

And Though Art Dead, as Young and Fair (Lord Byron)

And thou art dead, as young and fair
As aught of mortal birth;
And form so soft, and charms so rare,
Too soon return'd to Earth!
Though Earth receiv'd them in her bed,
And o'er the spot the crowd may tread
In carelessness or mirth,
There is an eye which could not brook
A moment on that grave to look.
 
I will not ask where thou liest low,
Nor gaze upon the spot;
There flowers or weeds at will may grow,
So I behold them not:
It is enough for me to prove
That what I lov'd, and long must love,
Like common earth can rot;
To me there needs no stone to tell,
'T is Nothing that I lov'd so well.
 
Yet did I love thee to the last
As fervently as thou,
Who didst not change through all the past,
And canst not alter now.
The love where Death has set his seal,
Nor age can chill, nor rival steal,
Nor falsehood disavow:
And, what were worse, thou canst not see
Or wrong, or change, or fault in me.
 
The better days of life were ours;
The worst can be but mine:
The sun that cheers, the storm that lowers,
Shall never more be thine.
The silence of that dreamless sleep
I envy now too much to weep;
Nor need I to repine
That all those charms have pass'd away,
I might have watch'd through long decay.
 
The flower in ripen'd bloom unmatch'd
Must fall the earliest prey;
Though by no hand untimely snatch'd,
The leaves must drop away:
And yet it were a greater grief
To watch it withering, leaf by leaf,
Than see it pluck'd to-day;
Since earthly eye but ill can bear
To trace the change to foul from fair.
 
I know not if I could have borne
To see thy beauties fade;
The night that follow'd such a morn
Had worn a deeper shade:
Thy day without a cloud hath pass'd,
And thou wert lovely to the last,
Extinguish'd, not decay'd;
As stars that shoot along the sky
Shine brightest as they fall from high.
 
As once I wept, if I could weep,
My tears might well be shed,
To think I was not near to keep
One vigil o'er thy bed;
To gaze, how fondly! on thy face,
To fold thee in a faint embrace,
Uphold thy drooping head;
And show that love, however vain,
Nor thou nor I can feel again.
 
Yet how much less it were to gain,
Though thou hast left me free,
The loveliest things that still remain,
Than thus remember thee!
The all of thine that cannot die
Through dark and dread Eternity
Returns again to me,
And more thy buried love endears
Than aught except its living years.                     

Annable Lee (Edgar Allan Poe)

It was many and many a year ago,
In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
By the name of Annabel Lee;
And this maiden she lived with no other thought
Than to love and be loved by me.

I was a child and she was a child,
In this kingdom by the sea;
But we loved with a love that was more than love-
I and my Annabel Lee;
With a love that the winged seraphs of heaven
Coveted her and me.

And this was the reason that, long ago,
In this kingdom by the sea,
A wind blew out of a cloud, chilling
My beautiful Annabel Lee;
So that her highborn kinsman came
And bore her away from me,
To shut her up in a sepulchre
In this kingdom by the sea.

The angels, not half so happy in heaven,
Went envying her and me-
Yes!- that was the reason (as all men know,
In this kingdom by the sea)
That the wind came out of the cloud by night,
Chilling and killing my Annabel Lee.

But our love it was stronger by far than the love
Of those who were older than we-
Of many far wiser than we-
And neither the angels in heaven above,
Nor the demons down under the sea,
Can ever dissever my soul from the soul
Of the beautiful Annabel Lee.

For the moon never beams without bringing me dreams
Of the beautiful Annabel Lee;
And the stars never rise but I feel the bright eyes
Of the beautiful Annabel Lee;
And so, all the night-tide, I lie down by the side
Of my darling- my darling- my life and my bride,
In the sepulchre there by the sea,
In her tomb by the sounding sea.        

Quisiera verte en las montañas... (Tintern)

Quisiera verte en las montañas
donde nadie te está mirando
donde nadie se mete en tus cosas
ni en mis cosas.

Quisiera verte alto en esa cima
gritando libertad, respirando valor
para ver si algún día
logras estar en tu sitio.

Ya no siento libertad amigo,
Me atan tus alas
me mira tu recuerdo
y me encierran tus besos.

Te veo en esa cima con mi libertad que no tocas,
Que ninguno de los dos la posee
Y miro hacia arriba para buscar tu cara
y tu miras hacia abajo para ver si te encuentras.

En una sociedad llena de dietas... (Tintern)

En una sociedad llena de dietas
pido lo que me engorde de tus abrazos
que enflaquezca la distancia
que aparta de tus manos.

En una sociedad llena de tristezas
decidí vivir contigo en un sueño
Decido seguir tambien tus pasos
a pesar de tus empeños.

En una sociedad llena de gritos
háblame con tu voz quieta
bésame con lengua en garganta
sígueme como si algun día me fuera. 

Algo me dice... (Tintern)

Algo me dice
que ya no estaremos juntos en agosto

En las estrellas 
buscarás en el norte de tus sueños.

Y en tus sueños lejano
un respiro, un viento que ya no ves claramente.
Claramente lejos.
Lejos de mi, allá en el norte
Y yo, claramente
aqui en los suelos

viernes, 10 de octubre de 2008

Te llegará una rosa cada día (Alberto Cortés)

Te llegará una rosa cada día 
que medie entre los dos, una distancia
y será tu silente compañía
cuando, a solas, te duela la nostalgia.   

Te llegará una rosa cada día, 
augurándote tiempos de ventura; 
compañera total del alma mía, 
propietaria de toda la ternura.   

Quisiera ser un mago fabuloso, 
para trocar las rosas por estrellas, 
dejarlas en tu almohada, sigiloso, 
que iluminen tus sueños, todas ellas.   

Te llegará una rosa y la mañana 
será para vivirla entre  comillas, 
tu alma escapará por la ventana 
de tu orilla, volando hasta mi orilla.   

Aquellos que no tienen fantasía 
no pueden entender, es muy complejo, 
que acorte la distancia, cada día, 
recibir una rosa desde lejos.   

Te llegará una rosa y día a día Será, 
como quitarle al calendario 
las hojas que nos falten todavía 
para dejar de ser dos solitarios.   

Te llegará una rosa cada día 
que medie entre los dos, una distancia 
y será tu silente compañía 
cuando, a solas, te duela la nostalgia.

martes, 7 de octubre de 2008

Te extraño sabes...

Oye,
te extraño sabes…
me faltas,
tú y tus acelerados momentos.
Tu sabes de los que hablo.
Si, aquellos
los que agitaban mi cuerpo 
y por unos segundos
siempre creía que había muerto
pero luego me daba cuenta
que solo habías hecho, 
que mi corazón parara un momento.

¿Ahora lo recuerdas?
¿No?
Que tal aquellas tardes,
que pasábamos bailando
descalzos en la arena
apenas moviéndonos
mientras el sol desaparecía,
escondiendose tras las palmas…

Yo aun lo recuerdo.
Y te quiero sabes,
te quiero como te lo dije aquella tarde
dormidos sobre la arena
el viento bailando en tu pelo
tu cara llena de sol,
tus labios sabían a sal,
las olas mojando tu pies...
Esa noche fue fantástica.
El sol aun en tus ojos,
todos te miraban 
mientras cruzabas el salón,
“tengo frio”, me dijiste
y me pediste que te abrazara,
y lo hice, con gusto.
Tu cabello olía a rosas
y tu piel tibia era suave,
no tenias frio.

Esa noche fue la primera.
La primera noche que bailamos,
y ya no bailo sabes…
Recuerdo
…tu pelo suelto
marcando el vaivén de tus pasos,
tu cabeza en mis hombros,
tus ojos cerrados,
soñando,
mientras sonreías
al sentir como mi corazón aceleraba.

¿Recuerdas?
Si, lo puedo ver en tu sonrisa.
Tu hermosa sonrisa,
la misma sonrisa de aquella noche…
No te olvides de esa noche.
Te lo pido,
por favor.
Porque…
yo,
yo te amo
¿lo sabias?

Te amo con un amor ciego e ignorante,
con un amor rojo
un amor sin limites
un amor libre,
que deja sus alas a un lado
para caminar contigo de la mano.

Te amo como ama un loco,
con un amor desenfrenado
que no conoce el miedo.

Te amo como solo yo te amo,
como el cuerpo a la sangre
y el dolor al olvido.

Te amo como te amo, 
como lo hice aquella noche,
con demencia,
con locura,
soñando,
bailando,
simplemente amando.

Para Alba.
Para que me recuerde.
Para que sepa cuanto la amo
y cuanto la extaño cada momento que no está a mi lado.

lunes, 6 de octubre de 2008

La Sonrisa

Oiga, 
¿Sabrá usted acaso 
donde pudiera yo, 
encontrar una sonrisa?   

Vera usted, 
es que llevo buscando 
todo el día sin cesár 
alguien que conozca, 
que me pueda decir el lugar 
en el que pudiera yo 
una sonrisa encontrar.   

He buscado en todos lados 
con el mismo resultado. 
Creo que me han engañado 
todos a los que he preguntado 
pues en ningún sitio he dado, 
con la sonrisa que he buscado.   

A muchos he visitado, 
y respuestas ya me han dado. 
Formulas y situaciones, 
maniobras y canciones,  
mapas, localizaciones 
todos ellos ya he tratado,
sigo yo sin resultado.    

He hablado con doctores, 
con famosos profesores, 
con banqueros y bufones
con viajeros, trovadores  
e inclusive con actores. 

Todos ellos me ayudaron 
y muy bien me aconsejaron 
pero todos fracasaron.  

No pudo ni uno de ellos, 
entre todos no supieron 
decirme en donde consiguieron
lo que tanto yo deseo, 
lo único que no poseo.   

Y seguí yo preguntando, 
por las calles yo vagando, 
llamando y buscando.   

Hablé yo con mas personas 
mientras pasaban las horas 
con muchachos y muchachas, 
con señoras y señores,
con pobres y ricachones, 
con todos he dialogado 
pero sigo aquí sentado 
¡Cuanta gente ya ha pasado! 
fueron muchos, quizás cientos 
con los que hable en este asiento.   

Pero verás no me he movido, 
pues de su boca no ha salido 
ni sonido ni gemido 
que me indique o me implique 
resultado o solución 
a lo que le he preguntado. 
Pido yo una explicación.         





Voy a serle yo sincero 
gran sorpresa me he llevado. 
En todo el tiempo que he buscado
esto nunca había pasado. 
De los cientos y los miles 
de posibles soluciones, 
nunca antes había yo 
sonreído y llorado
pero confieso también yo 
que de los que han tratado, 
ninguno hasta ahora,
me había abrazado.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Square Root of Three (David Feinberg)

I’m sure that I will always be
A lonely number like root three
The three is all that’s good and right,
Why must my three keep out of sight
Beneath the vicious square root sign,
I wish instead I were a nine

For nine could thwart this evil trick,
with just some quick arithmetic

I know I’ll never see the sun, as 1.7321
Such is my reality, a sad irrationality

When hark! What is this I see,
Another square root of a three

As quietly co-waltzing by,
Together now we multiply
To form a number we prefer,
Rejoicing as an integer

We break free from our mortal bonds
With the wave of magic wands
Our square root signs become unglued
Your love for me has been renewed

Lenore (Edgar Allan Poe)

Ah, broken is the golden bowl! the spirit flown forever!
Let the bell toll!- a saintly soul floats on the Stygian river;
And, Guy de Vere, hast thou no tear?- weep now or nevermore!
See! on yon drear and rigid bier low lies thy love, Lenore!
Come! let the burial rite be read- the funeral song be sung!-
An anthem for the queenliest dead that ever died so young-
A dirge for her the doubly dead in that she died so young.

"Wretches! ye loved her for her wealth and hated her for her pride,
And when she fell in feeble health, ye blessed her- that she died!
How shall the ritual, then, be read?- the requiem how be sung
By you- by yours, the evil eye,- by yours, the slanderous tongue
That did to death the innocence that died, and died so young?

"Peccavimus; but rave not thus! and let a Sabbath song
Go up to God so solemnly the dead may feel no wrong.
The sweet Lenore hath "gone before," with Hope, that flew beside,
Leaving thee wild for the dear child that should have been thy bride.
For her, the fair and debonair, that now so lowly lies,
The life upon her yellow hair but not within her eyes
The life still there, upon her hair- the death upon her eyes.

"Avaunt! avaunt! from fiends below, the indignant ghost is riven-
From Hell unto a high estate far up within the Heaven-
From grief and groan, to a golden throne, beside the King of Heaven!
Let no bell toll, then,- lest her soul, amid its hallowed mirth,
Should catch the note as it doth float up from the damned Earth!
And I!- to-night my heart is light!- no dirge will I upraise,
But waft the angel on her flight with a Paean of old days!"

Barcarola (Pablo Neruda)

Si solamente me tocaras el corazón,
si solamente pusieras tu boca en mi corazón,
tu fina boca, tus dientes,
si pusieras tu lengua como una flecha roja
allí donde mi corazón polvoriento golpea,
si soplaras en mi corazón, cerca del mar, llorando,
sonaría con un ruido oscuro, con sonido de ruedas de tren con sueño,
como aguas vacilantes,
como el otoño en hojas,
como sangre,
con un ruido de llamas húmedas quemando el cielo,
sonando como sueños o ramas o lluvias,
o bocinas de puerto triste;
si tú soplaras en mi corazón, cerca del mar,
como un fantasma blanco,
al borde de la espuma,
en mitad del viento,
como un fantasma desencadenado, a la orilla del mar, llorando

Como ausencia extendida, como campana súbita,
el mar reparte el sonido del corazón,
lloviendo, atardeciendo, en una costa sola,
la noche cae sin duda,
y su lúgubre azul de estandarte en naufragio
se puebla de planetas de plata enronquecida

Y suena el corazón como un caracol agrio,
llama, oh mar, oh lamento, oh derretido espanto
esparcido en desgracias y olas desvencijadas:
de lo sonoro el mar acusa
sus sombras recostadas, sus amapolas verdes.

Si existieras de pronto, en una costa lúgubre,
rodeada por el día muerto,
frente a una nueva noche,
llena de olas,
y soplaras en mi corazón de miedo frío,
soplaras en la sangre sola de mi corazón,
soplaras en su movimiento de paloma con llamas,
sonarían sus negras sílabas de sangre,
crecerían sus incesantes aguas rojas,
y sonaría, sonaría a sombras,
sonaría como la muerte,
llamaría como un tubo lleno de viento o llanto
o una botella echando espanto a borbotones.

Así es, y los relámpagos cubrirían tus trenzas
y la lluvia entraría por tus ojos abiertos
a preparar el llanto que sordamente encierras,
y las alas negras del mar girarían en torno
de ti, con grandes garras, y graznidos, y vuelos.

¿Quieres ser fantasma que sople, solitario,
cerca del mar su estéril, triste instrumento?
Si solamente llamaras,
su prolongado són, su maléfico pito,
su orden de olas heridas,
alguien vendría acaso,
alguien vendría,
desde las cimas de las islas, desde el fondo rojo del mar,
alguien vendría, alguien vendría.

Alguien vendría, sopla con furia,
que suene como sirena de barco roto,
como lamento,
como un relincho en medio de la espuma y la sangre,
como un agua feroz mordiéndose y sonando.

En la estación marina
su caracol de sombra circula como un grito,
los pájaros del mar lo desestiman y huyen,
sus listas de sonido, sus lúgubres barrotes
se levantan a orillas del océano solo.

In Memoriam (Alfred Lord Tennyson)

L

Be near me when my light is low,
When the blood creeps, and the nerves prick
And tingle; and the heart is sick,
And all the wheels of Being slow.

Be near me when the sensuous frame
Is rack'd with pangs that conquer trust;
And Time, a maniac scattering dust,
And Life, a Fury slinging flame.

Be near me when my faith is dry,
And men the flies of latter spring,
That lay their eggs, and sting and sing
And weave their petty cells and die.

Be near me when I fade away,
To point the term of human strife,
And on the low dark verge of life
The twilight of eternal day.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Estoy cansado

Estoy cansado de escribir versos vacios
vidrios rotos que reflejan una mentira.
Estoy cansado de vestir ilusiones,
de adornar lo irreal pretendiendo que es mío

Estoy cansado de sentir lo que no siento
de hablar de fantasías cual si fuesen realidades
estoy cansado de aparentar ser muy grande
cuando debajo sigo siendo un ser pequeño

Estoy cansado de imaginarme ideales
y defender lo que realmente no importa
estoy cansado de escoger realidades
cuando todas son falsas en sus ideas

Estoy cansado de recoger lo innecesario
almacenándolo como si fuera importante
estoy cansado de ver rostros quebrados
escondiéndose tras mascaras abiertas

Estoy cansado de mirar lo que no está
intentando discernir un principio de un final
estoy cansado de ser, cansado de estar,
cansado de llorar, cansado de vivir.

Maldita por siempre seas

Maldita por siempre seas.
Maldita tú y tu indiferencia,
maldita tu hermosura,
y tus labios de carmín,
maldita tu blancura,
y tu persona de por si.
Maldito yo por ser maldito,
por dejarme permitir,
caer ciegamente al vacío,
en mi ciego frenesí.
Maldito sea aquel momento,
en que yo te conocí,
maldita sea el tiempo,
que amando transcurrí
maldito sea el momento,
y tus labios de carmín.

No lo niego,
me arrepiento,
del momento en que te vi.,
de los momentos que te tuve,
y también del que te perdí.
Me arrepiento de tus besos,
por los que creí morir,
me arrepiento del abrazo
que nunca me desprendí,
me arrepiento del momento,
y de tus labios de carmín

Sin embargo es muy cierto,
que a tu lado aprendí,
como se vive la vida,
como se vive feliz.
Aprendí a pasar las horas,
pensando solo en ti,
aprendí a pasar los años
viviendo para ti.
Y ahora de que me sirven,
aquellas horas junto a ti,
solo sirven para el llanto,
que a diario derramo por ti
pues aunque no lo quiera,
yo sigo pensando en ti,
en ti y en aquella sonrisa,
que una tarde regalaste a mí,
aquella bella sonrisa,
por la cual me enamoré de ti,
aquella angelical sonrisa,
que aún guardo para mí.
Maldita sea esa sonrisa,
y tus labios de carmín…

Escucha mi lamento

Escucha mi lamento,
escrito al poner del sol,
en aquel preciso momento,
que nublaba mi corazón,
mientras con lento movimiento,
me abandonabas sin razón.

Escucha bien mis lágrimas
presta oído a su canción,
pues es una de amoríos,
alegría, tragedia y pasión,
pues es una de belleza,
júbilo, llanto y dolor.

Escucha bien mi canto,
cual torrente de ilusión,
jamás ha sido visto,
ni en prosa ni en canción,
escucha mi lamento,
su lúgubre canción,
ni de la lira de Orfeo,
se escuchó tal devoción.

Escucha bien mi pacto,
que antes de irme al panteón,
yo te hago en verso,
escrito con tinta y con ron,
con la pistola en la mano,
lista en el corazón,
mi más profundo te amo,
mi eterna adoración,
todo esto te juro,
mientras nubla mi visión,
ya no siento el viento,
solo frió, resignación,
estoy volviendo a verte,
maldita imaginación,
que en mi último momento,
me ofrece tal bendición,
llevabas flores en tu pelo,
y cantabas la canción,
que cantabas aquel día,
en aquel viejo salón,
donde bailamos una danza,
tropezón tras tropezón.

Se me acaba ya el tiempo,
se desvanece esta visión,
solo el sonido de tu risa,
retumba mi interior,
y siento cerrar mis parpados,
mientras con bestial dolor,
con amor yo te suspiro,
mi primer y último adiós…

Quiero volver a verte

Quiero volver a verte,
tenerte de nuevo ante mí,
sentirte entre mis brazos,
tu aliento de rosas meciendo tu pecho.

Quiero volver a ver tu rostro,
tu sonrisa disimulada
tras el torrente de tus cabellos,
tus ojos juguetones,
que recorrían mis palabras,
mientras robaban a la noche su negrura.

Quiero volver a verte,
y borrarte del olvido,
rescatar con mis manos tu tibieza,
mecerme otra vez en tu suspiro,
caminar de tu mano lo pasado,
y pintarte de rosa cuando te miro.

Quiero volver a verte,
sentir en mi pecho el latir,
de tu corazón acercándose al mío.
Quiero volver a sentirte,
que mis brazos recuerden tu peso.
Quiero volver a sentirte,
y que el mundo se esfume en un beso.

Yo practico un arte seco

Yo practico un arte seco,
tan gastado y estirado
y repetido su pensar,
tan sucio y tan usado
que da lástima mirar.

Mas no importa cuán usada,
gastada y repetida su virtud,
tendrás que perdonarme
pues es todo lo que tengo,
lo que entiendo y lo que sé.
Solo una humilde poesía,
nada más de lo que ves,
solo otra humilde poesía,
versos y palabras en revés.
Pero ves, es lo que es,
todo lo que tengo,
nada más puedo ofrecer…

Solo otra humilde poesía
un simple juego de palabras
para explicar lo que no sé
e interpretar lo que no es.
Un punado de palabras,
escogidas sin pensar
y ordenadas al azar,
empleadas libremente,
sin consciencia y sin disfraz…


Nada más puedo ofrecerte
que los confines de mi mente,
Sin embargo ¡ven!
¡te invito!
a que tomes de su fuente
a que vivas plenamente.
Te invito a que conozcas
el perfume de una rosa,
y a que descubras el secreto
que en un caracol se enrosca
¡Corre! ¡Acelera!
porque el corazón no espera
¡Pero para! detente,
que en su ton ton ton latente
se halla un ritmo sabrosón,
baila al ritmo del tambor
mira que ahí va el telón,
y se forma el vacilón

Si quieres sígueme en mi viaje
pero antes ponte el traje
que hoy hay vals en el salón.

¡Ven! te invito
a que me sigas la corriente
¿y qué si es o no es prudente?
al carajo con lo decente,
y las opiniones de la gente,
porque hoy has visto un arte,
seco y poco interesante,
de aquellas que se dice,
que son poco importantes,
porque aquellos que la escriben,
son todos locos delirantes,
y aunque lo de loco no lo niego…
¡¿No es verdad que si gozaste?!

Así que vente,
sigue leyendo atentamente,
que nos esperan en la puerta,
de aquel local candente,
para ir a meterle el diente
a la guaracha bien caliente.

Quiero que sepas que te extraño

Quiero que sepas que te extraño,
en lo más profundo de mi alma,
entre los solitarios pasillos de mi mente
y los amplios salones de mi corazón,
en ellos, habita tu nombre.
Se pasea,
bailando,
girando,
ágil y sutil llega a mi pensamiento,
y escapa por la boca en un suspiro,
toma forma,
me mira,
con los ojos me sonríes,
me llamas,
te acercas y me tocas,
te esfumas.

Te desvaneces…
y entonces te respiro,
dulce, sedosa, y caliente
me llenas,
me mueves,
me formas…
exhalo
nuevamente estas ahí
colorida y deslumbrante
me acerco y te abrazo
te sujeto, te siento, te tengo,
un escalofrío corre por mi espalda
hirviendo
vibrando,
mi corazón se estremece,
se detiene,
te tengo…

Quiero que llueva para siempre V

(V)

Quiero que llueva para siempre,
porque te extraño,
porque me faltas.

Quiero que llueva para siempre,
que se pierda mi llanto en la lluvia,
y el viento me traiga el reflejo de tu voz.

Quiero que llueva para siempre
que llueva caliente,
caliente como tu abrazo,
caliente como tu risa,
caliente como tu pecho.

Quiero que llueva para siempre,
que la lluvia de forma a tu recuerdo
porque un triste recuerdo no es suficiente
¡¡así que llueva!!
¡que los truenos rasguen los cielos,
que su rugir ensordecedor haga temblar mi alma!
¡porque me dueles!
¡y lo admito!
¡lo grito!
¡lo acepto!
¡¡Me dueles!!
me duele tu risa,
el roce de tu manos,
me duelen tus besos,
tus caricias,
el perfume de tu pelo…
Quiero que llueva para siempre,
suave,
silencioso…
para oír tu voz en la distancia…
sonriéndome,
llamándome,
besándome,
y que tu sonido apacigüe mi alma…

Quiero que llueva para siempre,
tibio y tranquilo
como tu roce,
como tu cuerpo,
como tu abrazo…

Quiero que llueva para siempre,
con calma y despacio,
como tu belleza, tu terrible belleza,
como tu recuerdo, tu terrible recuerdo,
como tus abrazos,
como tus abrazos...

Quiero que llueva para siempre IV

(IV)


Quiero que llueva para siempre,
para encontrarte…
Quiero que llueva para siempre
y que y figura,
sencilla,
sutil,
sensual,
se deslice sobre la mía.
Chorreante,
humeante,
embriagante

Quiero que llueva para siempre
y que haya tiempo,
para tomar tu mano,
para perderme en tus ojos,
y dejarme caer,
y que las olas destrocen mi cuerpo
porque habrá tiempo
para morir
para llorar
para volar

Pero antes que llueva para siempre
y encontrarte
por un momento,
por un segundo,
por un instante,
para al fin estar vivo.

Quiero que llueva para siempre,
pero solo por un momento
porque eso es suficiente.
Solamente un instante,
para aprender a amarte.
Tan solo por un segundo,
para que seas todo en mi mundo.

Quiero que llueva para siempre III

(III)


Quiero que llueva para siempre
para que haya tiempo suficiente
para quererte
para amarte
para probarte
ese sabor único, de miel, de pan,
agrio, dulce, salado, tú.

Quiero que llueva para siempre
que te quedes a mi lado
para quererte
para amarte
para mirarte
y mirarte toda, sencilla, simple,
perfecta en la gloria de tu cuerpo,
vestido en su propia desnudez,
néctar celestial,
figura angelical
erótica, afrodisiaca,
retadora, atrevida

Quiero que llueva para siempre
y que duermas a mi lado
para quererte
para amarte
para sentirte
sentir el calor de tu pecho
que se mueve junto al mío
sentir tus manos,
frías, calientes
ágiles, aventureras…
y sentir,
sentirte toda,
recorrerte entera,
a solas, a oscuras
con deseos,
con calma,
con rabia,
despacio,
con furia.

Quiero que llueva para siempre
para tenernos uno al otro,
para perdernos.
Que el tiempo se detenga
que el mundo desaparezca
que no importe,
que se esfume,
que se vaya,
que se rompa,
que se parta,
porque somos,
porque estamos,
uno y el otro
sin había, sin habrá
hay…

Quiero que llueva para siempre II

(II)

Quiero que llueva para siempre
que los tiempos ahoguen mis deseos
que el olvido inunde tus recuerdos,
quiero que llueva para siempre
que se mojen las páginas de tu libro
y sus palabras se derritan en el vacío.
Quiero que llueva para siempre
y lavarme el dolor de mi pecho
quiero que llueva para siempre
y que se apague el fuego
que se consuma
que se borre
que se derrita
quiero que llueva para siempre
que el olvido caiga de los cielos,
y tu memoria al infierno.
Y que se queme, se condene,
que se vaya,
que me duela

Para así saber que aún vivo
para así saber que no he muerto
que divinas corrientes te lleven lejos
que te ahoguen,
que te hundas,
que mi dolor vaya contigo,
que te persiga,
que te acompañe,
que te pierda…
que me mate.

Quiero que llueva para siempre

Quiero que llueva para siempre,
que las calles sean ríos y los cielos matorrales,
quiero que llueva para siempre,
así, tan cerca, acurrucado,
meciéndome en tu respiración,
entre sabanas,
así, tan solos,
quiero que llueva para siempre,
y ver tus cabellos mojados que mojan tu rostro,
tu ropa, tus labios…
quiero que llueva para siempre
que llueva frío,
y sentir tu calor,
así, cerca del mío.
Quiero que llueva para siempre
que se moje mi alma,
que llore; por ti, por mí
quiero que llueva para siempre,
quedar limpio,
blanco, feliz.

Quiero que llueva para siempre,
y encontrarnos en aquel viejo salón,
y que bailemos.
Así, despacio,
tranquilos,
sonrientes,
interminables.
Quiero que llueva para siempre,
para quererte,
para mirarte,
para besarte…
Quiero que llueva para siempre,
para nadar en tus ojos
y ahogarme en tu belleza,
quiero que llueva para siempre,
que el sol se pierda entre las nubes,
y seas tú mi única luz.
Quiero que llueva para siempre
y tenerte,
y tocarte,
y adorarte,
quiero que llueva para siempre,
para que dure,
para que tarde…
y que esta poesía,



jamás acabe.

viernes, 28 de marzo de 2008

Amor mío soy sordo...

Amor mío soy sordo,
sordo ante un mundo,
que me llama a gritos.
Sordo por tu risa,
que cegó mis oídos
al cantar de la brisa.

Amor mío soy ciego,
ciego ante un mundo,
que ya no podré ver.
Ciego por tus ojos,
que la luz se llevaron,
en un solo parpadear.

Amor mío soy mudo,
ante un mundo que me tuvo,
postrado a tus pies.
Amor por ti soy mudo,
mudo por esa pregunta,
que no supiste contestar.
Mudo por aquel beso,
que nunca me llegaste a dar.

Amor mío estoy muerto,
muerto por un mundo,
que nunca me supo amar.
Muerto por tu indiferencia,
clavada en mi corazón,
desangrándome poco a poco,
ahogándome en su dolor,
hundiéndome poco a poco,
embriagándome de pasión.

¡Amor mío estoy perdido,
ya no se en que mundo estoy!
Caminando voy sin rumbo,
tropezón tras tropezón,
caminando voy sin rumbo,
en busca de la razón
por la cual yo he perdido,
el porqué de porque soy.
¿Por qué decidí arriesgarlo todo,
sin destino, sin razón?

¡Amor mío ya yo sé,
la razón yo ya encontré!
Me lo ha dicho el olvido,
susurrándome al oído
que aquello que yo olvidé,
es que seguro fue sin duda:
Lo mucho que yo te amé…

miércoles, 26 de marzo de 2008

Rima XX (Gustavo Adolfo Bécquer)

XX

Sabe si alguna vez tus labios rojos
quema invisible atmósfera abrasada,
que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.



Rima IV (Gustavo Adolfo Bécquer)

No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la humana ciencia no descubra
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a do camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!

Song of Hades [To Dying Maiden]

{1}

Such a dark grim stare,
haunts you, the one so fair,
as you climb the silver stairs,
which escaping none yet dares.

Yet do not be troubled,
you so fair, and debonnaire,
for all those who have struggled,
only heightened their despair.

{2}

Yet don’t cry my fair sweet maiden,
for a merciful lord I am,
and though my love has none yet craven,
the most romantic man I am.

I own fields as well as mountains,
yet a lonely lord am I,
forever in my hallowed mountain,
an immortal lord am I,
a lord who loves and yet is hated,
the lord of the dead am I.

No Title

Tears have been spilled today
the great dam has finally crumbled
the time has come to pay
for every pound for which it stumbled.

Blood has been shed today
instinctively, no thought nor purpose
with every drop, a silent wail
to every question mute response

Pain has rejoiced today
its lethal scent still lingers here
for every spore a violent sway
for every breath a deadly spear

With every tear a touch of pain
With every blow a drop of blood

And so I've seen you from afar

And so I’ve seen you from afar,
contemplating, breathless, as you silently float by,
as you glide across the distance,
blazing in the morning light…
And so I’ve loved you from afar,
your smile of blue, your face of green,
your eyes of dark, yet starry night,
your song of bliss, sweet melody!
Oh you foolish heart of mine!
fallen in love with a goddess you have…

¡Adentro! (Miguel de Unamuno)

La verdad, habríame descorazonado tu carta, haciéndome temer por tu porvenir, que es todo tu tesoro, si no creyese firmemente que esos arrechuchos de desaliento suelen ser pasajeros, y no más que síntomas de la conciencia que de la propia nada radical se tiene, conciencia de que se cobra nuevas fuerzas para aspirar a serlo todo. No llegará muy lejos, de seguro, quien nunca sienta cansancio.

De esa conciencia de tu poquedad recogerás arrestos para tender a serlo todo. Arranca como de principio de tu vida interior del reconocimiento, con pureza de intención, de tu pobreza cardinal de espíritu, de tu miseria, y aspira a lo absoluto si en lo relativo quieres progresar.

No temo por ti. Sé que te volverán los generosos arranques y las altas ambiciones y de ello me felicito y te felicito.

Me felicito y te felicito por ello, sí, porque una de las cosas que peor traer nos traen - en España sobre todo – es la sobra de codicia unida a la falta de ambición. ¡Si pusiéramos en subir más alto el ahínco que en no caer ponemos, y en adquirir más tanto mayor cuidado que en conservar el peculio que heramos! Por cavar en tierra y esconder en ella el solo talento que se nos dio, temerosos del Señor que donde no sembró siega y donde no esparció recoge, se nos quitará ese único nuestro talento, para dárselo al que recibió más y supo acrecentarlo, porque “al que tuviere le será dado y tendrá aún más, y al que no tuviere, hasta lo que tiene le será quitado” (Mat. XXV). No seas avaro, no dejes que la codicia ahogue a la ambición en ti; vale más que en tu ansia por perseguir a cien pájaros que vuelan te broten alas, que no el que estés en tierra con tu único pájaro en mano.

Pon en tu orden, muy alta tu mira, lo más alta que puedas, más alta aún donde tu vista no alcance, donde nuestras vidas paralelas van a encontrarse: apunta a lo inasequible. Piensa cuando escribas, ya que escribir es tu acción, en el público universal, no en el español tan sólo, y menos en el español de hoy. Si en aquél pensasen nuestros escritores, otros serían sus ímpetus, y por lo menos habrían de poner, hasta en cuanto al estilo, en lo íntimo de éste, en sus entrañas y redaños, en el ritmo del pensar, en lo traductible a cualquier humano lenguaje, el trabajo que hoy los más ponen en su cáscara y vestimenta, en lo que sólo al oído español halaga. Son escritores de cotarro, de los que aspiran a cabezas de ratón; la codicia de gloria ahoga en ellos a la ambición de ella; cavan en la tierra patria y en ella esconden su único talento. Pon tu mira muy alta, más alta aún, y sal de ahí, de esa Corte, cuanto antes. Si te dijesen que ese es tu centro, contéstales: ¡mi centro está en mí!

Ahí te consumes y disipas sin el debido provecho, ni para ti ni para los otros, aguantando alfilerazos que enervan a la larga. Tienes ahí que indignarte cada día por cosas que no lo merecen. ¿Crees que puede un león defenderse de una invasión de hormigas leones? ¿Vas a matar a zarpazos pulgas?

Sal pronto de ahí y aíslate por primera providencia; vete al campo, y en la soledad conversa con el universo si quieres, habla a la congregación de las cosas todas. ¿Qué se pierde tu voz? Más vale que se pierdan tus palabras en el cielo inmenso a no que resuenen entre las cuatro paredes de un corral de vecindad, sobre la cháchara de las comadres. Vale más ser ola pasajera en el océano, que charco muerto en la hondonada.

Hay en tu carta una cosa que no me gusta, y es ese empeño que muestras ahora por fijarte un camino y trazarte un plan de vida. ¡Nada de plan previo, que no eres edificio! No hace el plan a la vida, sino que ésta lo traza viviendo. No te empeñes en regular tu acción por tu pensamiento; deja más bien que aquélla te forme, informe, deforme y transforme éste. Vas saliendo de ti mismo, revelándote a ti propio; tu acabada personalidad está al fin y no al principio de tu vida; sólo con la muerte se te completa y corona. El hombre de hoy no es el de ayer ni el de mañana, y así como cambias, deja que cambie el ideal que de ti propio te forjas. Tu vida es ante tu propia conciencia la revelación continua, en el tiempo, de tu eternidad, el desarrollo de tu símbolo; vas descubriéndote conforme obras. Avanza, pues, en las honduras de tu espíritu, y descubrirás cada día nuevos horizontes, tierras vírgenes, ríos de inmaculada pureza, cielos antes no vistos, estrellas nuevas y nuevas constelaciones. Cuando la vida es honda, es poema de ritmo continuo y ondulante. No encadenes tu fondo eterno, que en el tiempo se desenvuelve, a fugitivos reflejos de él. Vive al día, en las olas del tiempo, pero asentado sobre tu roca viva, dentro del mar de la eternidad; al día en la eternidad, es como debes vivir.

Te repito, que no hace el plan a la vida, sino que ésta se lo traza a sí misma, viviendo. ¿Fijarte un camino? El espacio que recorras será tu camino; no te hagas, como planeta en su órbita, siervo de una trayectoria. Querer fijarse de antemano la vía redúcese en rigor a hacerse esclavo de la que nos señalen los demás, porque eso de ser hombre de meta y propósitos fijos no es más que ser como los demás nos imaginan, sujetar nuestra realidad a su apariencia en las ajenas mentes. No sigas, pues, los senderos que a cordel trazaron ellos; ve haciéndote el tuyo a campo traviesa, con tus propios pies, pisando sus sementeras si es preciso. Así es como mejor les sirves, aunque otra cosa crean ellos. Tales caminos, hechos así a la ventura, son los hilos cuya trama forma la vida social; si cada cual se hace el suyo, formarán con sus cruces y trenzados rica tela, y no calabrote.

¿Orientación segura te exigen? Cualquier punto de la rosa de los vientos que de meta te sirva te excluye a los demás. Y ¿sabes acaso lo que hay más allá del horizonte? Explóralo todo, en todos sentidos, sin orientación fija, que si llegas a conocer tu horizonte todo, puedes recogerte bien seguro en tu nido.

Que nunca tu pasado sea tirano de tu porvenir; no son esperanzas ajenas las que tienes que colmar. ¿Contaban contigo? ¡Que aprendan a no contar sino consigo mismos! ¿Qué así no vas a ninguna parte, te dicen? Adonde quiera que vallas a dar será tu todo, y no la parte que ellos te señalen. ¿Qué no te entienden? Pues que te estudien o que te dejen; no has de rebajar tu alma a sus entendederas. Y, sobre todo en amarnos, entendámonos o no, y no en entendernos sin amarnos, estriba la verdadera vida. Si alguna vez les apaga la sed el agua que de tu espíritu mana, ¿a qué ese empeño de tragarse el manantial? Si la fórmula de tu individualidad es complicada, no vallas a simplificarla para que entre en su álgebra; más te vale ser cantidad irracional que guarismo de su cuenta.

Tendrás que soportar mucho porque nada irrita al jacobino tanto como el que alguien se le escape de sus casillas; acaba por cobrar odio al que no se pliega a sus clasificaciones, disputándole de loco o de hipócrita. ¿Qué te dicen que te contradices? Sé sincero siempre, ten en paz tu corazón y no hagas caso, que si fueses sincero y de corazón apaciguado, es que la contradicción está en sus cabezas y no en ti.

¿Qué te hinchas? Pues que te hinches, que si nos hinchamos todos, crecerá el mundo. ¡Ambición, ambición, y no codicia!

Te repito que te prepares a soportar mucho, porque los cargos tácitos que con nuestra conducta hacemos al prójimo son los que más en lo vivo le duelen. Te atacan por lo que piensas; pero les hieres por lo que haces. Hiéreles por amor. Prepárate a todo, y para ello toma al tiempo de aliado. Morir como Icaro vale más que vivir sin haber intentado volar nunca, aunque fuese con alas de cera. Sube, pues, para que te broten alas, que deseando volar te brotarán. Sube; pero no quieras una vez arriba arrojarte desde lo más alto del templo para asombrar a los hombres, confiado en que los ángeles te lleven en sus manos, que no debe tentarse a Dios. Sube sin miedo y sin temeridad. ¡Ambición, y nada de codicia!

Y, entretanto, resignación, resignación activa, que no consiste en sufrir sin luchar, sino en no apesadumbrarse por lo pasado, ni acongojarse por lo irremediable; en mirar al porvenir siempre. Porque ten en cuenta que sólo el porvenir es reino de libertad; pues así que algo se vierte al tiempo, a su ceñidor queda sujeto. Ni lo pasado puede ser más que como fue, ni cabe que lo presente sea más que como es; el puede ser es siempre futuro. No sea tu pesar por lo que hiciste más que propósito de futuro mejoramiento; todo otro arrepentimiento es muerte, y nada más que muerte. Puede creerse en el pasado; fe sólo en el porvenir se tiene, sólo en la libertad. Y la libertad es ideal y nada más que ideal, y en serlo está precisamente su fuerza toda. Es ideal e interior, es la esencia misma de nuestro posesionamiento del mundo, al interiorizarlo. Deja a los que creen en Apocalipsis y milenarios que aguarden que el ideal les baje de las nubes y tome cuerpo a sus ojos y puedan palparlo. Tú, créelo verdadero ideal, siempre futuro y utópico siempre, utópico, esto es: de ningún lugar, y espera. Espera, que sólo el que espera vive; pero teme el día en que se te conviertan en recuerdos las esperanzas al dejar el futuro, y para evitarlo, haz de tus recuerdos esperanzas, pues porque has vivido vivirás.

No te metas entre los que en la arena del combate luchan disparándose a guisa de proyectiles afirmaciones redondas de lo parcial. Frente a su dogmatismo exclusivista, afírmalo todo, aunque te digan que es una manera de todo negarlo, porque aunque así fuera, sería la única negación fecunda, la que destruyendo crea y creando destruye. Déjales con lo que llaman sus ideas cuando en realidad son ellos de las ideas que llaman suyas. Tú mismo eres idea viva; no te sacrifiques a las muertas, a las que se aprenden en papeles. Y muertas son todas las enterradas en el sarcófago de las fórmulas. Las que tengas, tenlas como los huesos, dentro, y cubiertas y veladas con tu carne espiritual, sirviendo de palanca a los músculos de tu pensamiento, y no fuera y al descubierto y aprisionándote como las tienen las almas-cangrejos de los dogmáticos, abroqueladas contra la realidad que no cabe en dogmas. Tenlas dentro sin permitir que lleguen a ellas los jacobinos que, educados en la paleontología, nos toman de fósiles a todos, empeñándose en desarrollarnos y descuartizarnos para lograr sus clasificaciones conforme al esqueleto.

No te creas más, ni menos, ni igual que otro cualquiera, que no somos los hombres cantidades. Cada cual es único e insustituible; en serlo a conciencia, pon tu principal empeño.

Asoma en tu carta una queja que me parece mezquina. ¿Crees que no haces obra porque no la señalen tus cooperativos? Si das el oro de tu alma, correrá aunque se le borre el cuño. Mira bien si no es que llegas al alma e influyes en lo íntimo de aquellos ingenios que evitan más cuidadosamente tu nombre. El silencio que en son de queja me dices que te rodea, es un silencio solemne; sobre él resonarán más limpias tus palabras.

Déjales que jueguen entre sí al eco y se devuelvan los saludos. Da, da, y nunca pidas, que en cuanto más des más rico serás en dádivas.

No te importe el número de los que te rodeen, que todo verdadero beneficio que hagas a un solo hombre, a todos se lo haces; se lo haces al Hombre. Ganará tu eficacia en intensidad lo que en extensión pierda. Las buenas obras jamás descansan; pasan de unos espíritus a otros, reposando un momento en cada uno de ellos para restaurarse y recobrar sus fuerzas. Haz cada día por merecer el sueño, y que sea el descanso de tu cerebro preparación para cuando tu corazón descanse; haz por merecer la muerte.

Busca sociedad; pero ten en cuenta que sólo lo que de la sociedad recibas será la sociedad en ti y para ti, así como sólo lo que a ella des será tu en la sociedad y para ella. Aspira a recibir de la sociedad todo, sin encadenarte a ella, y a darte a ella por entero. Pero ahora, por el pronto al menos, te lo repito, sal de ese cotarro y busca a la Naturaleza, que también es sociedad, tanto como es la sociedad Naturaleza. Tú mismo, en ti mismo, eres sociedad, como que, de serlo cada uno, brota la que así llamamos y que camina a personalizarse, porque nadie da lo que no tiene. Hasta carnalmente no provenimos de un solo ascendiente, sino de legión, y a legión vamos; somos un modo de la trama de las generaciones.

Todos tus amigos son a aconsejarte: “ve por aquí”, “ve por allí”, “no te desparrames”, “concentra tu acción”, “oriéntate”, “no te pierdas en la inconcreción”. No les hagas caso, y da de ti lo que más les moleste, que es lo más que les conviene. Ya te lo tengo dicho: no te aceptarán de grado lo tuyo; querrán tus ideas, que no son en realidad tuyas.

No quieras influir en eso que llaman la marcha de la cultura, ni en el ambiente social, ni en tu pueblo, ni en tu época, ni mucho menos en el progreso de ideas, que andan solas. No en el progreso de las ideas, no, sino en el crecimiento de las almas, en cada alma, en una sola alma y basta. Lo uno es para vivir en la Historia; para vivir en la eternidad, lo otro. Busca antes las bendiciones silenciosas de pobres almas esparcidas acá y allá, que veinte líneas en las historias de los siglos. O más bien, busca aquello y se te dará esto de añadidura. No quieras influir sobre el ambiente ni en eso que llaman señalar rumbos a la sociedad. Las necesidades de cada uno son las más universales, porque son las de todos. Coge a cada uno, si puedes, por separado y a solas en su camarín, e inquiétalo por dentro, porque quien no conoció la inquietud jamás conocerá el descanso. Sé un confesor más que un predicador. Comunícate con el alma de cada uno y no con la colectividad.

¡Que alegría, que entrañable alegría te mecerá el espíritu cuando vallas solo, solo entre todos, solo en tu compañía, contra el consejo de tus amigos, que quieren que hagas economía política o psicología fisiológica o crítica literaria! La cosa es que no des tu espíritu, que lo ahogues, porque les molestas con él. Has de darles tu inteligencia tan sólo, lo que no es tuyo, has de darles el escarchado del ambiente social sobre ti, sin ir a hurgarles el rinconcito de la inquietud eterna; no has de comulgar con tres o cuatro de tus hermanos, sino traspasar ideas coherentes y lógicas a trescientos o cuatrocientos, o treinta mil o cuarenta mil que no pueden, o no quieren o no saben afrontar el único problema. Esos consejos te señalan tu camino. Apártate de ellos. ¡Nada de influir en la colectividad! Busca tu mayor grandeza, la más honda, la más duradera, la menos ligada a tu país y a tu tiempo, la más universal y secular, y será como mejor servirás a tus compatriotas coetáneos.

Busca sociedad, sí, pero ahora, por de pronto, chapúzate en Naturaleza, que hace serio al hombre. Sé serio. Lleva seriedad, solemne seriedad a tu vida, aunque te digan los paganos que eso es ensombrecerla, que la haces sombría y deprimente. En el seno de eso que como lúgubres depresiones se aparecen al pagano, es donde se encuentran las más regaladas dulzuras. Toma la vida en serio sin dejarte emborrachar por ella; sé su dueño y no su esclavo, porque tu vida pasa y tú te quedarás. Y no hagas caso a los paganos que te digan que tú pasas y la vida queda… ¿La vida? ¿Qué es la vida? ¿Qué es una vida que no es mía, ni tuya, ni de otro cualquiera? ¡La vida! ¡Un ídolo pagano, al que quieren que sacrifiquemos cada uno nuestra vida! Chapúzate en el dolor para curarte de su maleficio; sé serio. Alegre también; pero seriamente alegre. La seriedad es la dicha de vivir tu vida asentada sobre la pena de vivirla y con esta pena cansada. Ante la seriedad que las funde y al fundirlas las fecunda, pierden tristeza y alegría su sentido.

Otra vez más: ahora corre al campo, y vuelve luego a sociedad para vivir en ella; pero de ella despegado, desmundanizado. El que huye del mundo sigue del mundo esclavo, porque lo lleva en sí; sé dueño de él, único modo de comulgar con tus hermanos en humanidad. Vive con los demás, sin singularizarte, porque toda singularización exterior en vez de preservar, ahoga a la interna. Vive como todos, siente como tú mismo, y así comulgarás con todos y ellos contigo. Haz lo que todos hagan, poniendo, al hacerlo, todo tu espíritu en ello, y será cuanto hagas original por muy común que sea.

Sólo en la sociedad te encontrarás a ti mismo; si te aíslas de ella no darás más que con un fantasma de tu verdadero sujeto propio. Sólo en la sociedad adquieres tu sentido todo, pero despegado de ella.

Me dices en tu carta que, si hasta ahora ha sido tu divisa, ¡adelante!, de hoy en más será, ¡arriba! Deja eso de adelante y atrás, arriba y abajo, a progresistas y retrógrados, ascendentes y descendentes, que se mueven en el espacio exterior tan sólo, y busca el otro, tu ámbito interior, el ideal, el de tu alma. Forcejea por meter en ella al universo entero, que es la mejor manera de derramarte en él. Considera que no hay dentro de Dios más que tú y el mundo y que si formas parte de éste porque te mantiene, forma también él parte de ti, porque en ti lo conoces. En vez de decir, pues, ¡adelante! o ¡arriba!, di: ¡adentro! Reconcéntrate para irradiar; deja llenarte para que rebases luego, conservando el manantial. Recógete en ti mismo para mejor darte a los demás todo entero e indiviso. –Doy cuanto tengo – dice el generoso; - doy cuanto valgo – dice el abnegado; - doy cuanto soy – dice el héroe; - me doy a mí mismo – dice el santo; y di tú con él, al darte: - Doy conmigo el universo entero -. Para ello tienes que hacerte universo, buscándolo dentro de ti. ¡Adentro!

La vida es pero un breve preludio

La vida, es pero un breve preludio
en una eterna sinfonía,
donde cada nota se repite,
de manera singular,
dejando huellas leves y profundas
y misteriosamente haciéndonos llorar,
lagrimas de alegría,
lagrimas de funeral,
lagrimas de melancolía,
y de eterno pesar.

Y cuando ya se predice,
del preludio el final,
miramos hacia el horizonte,
intentando recordar,
los momentos más felices,
los que nos hacían llorar…

¡O breve melodía
sonido tan bestial
como desearía
que volvieras a tocar…!

Fire

The following essay was written in response to the following quote:

"Literature is a form of permanent insurrection. It's mission is to arouse, to disturb, to alarm, to keep men in a constant state of dissatisfaction with themselves."

Mario Vargas Llosa




What is literature if not fire? What are writers if not the saviors of our society? And then what becomes of literature if not the writer’s searing weapon? Literature is that weapon, literature is that fire. Fire meant to light the way to progress, to be the basis for what is to come, fire to become what is to come! Fire to intrigue the mind to create, to shake free, to break the bonds of conformity holding it prisoner in its own ideals! Fire to burn, fire to destroy! Fire to destroy that which keeps the mighty giant on its knees and pinned to the ground! Fire to live, fire to heal, fire to be.

“Literature is a form of permanent resurrection.” Literature is the spokesperson of history. It is what prevents history from repeating its past mistakes. It immortalizes those mistakes, makes them an ever present reminder of what has been done, of what has been suffered. “Its mission is to arouse, to disturb, to alarm, to keep men in a constant state of dissatisfaction with themselves” Every time we read a poem, a satire, an essay, this is literature retelling what history has already witnessed, what men have already suffered. Each and every piece of literature ever written was meant to wake the mind, to make men conscious of their present state.

Literature, as fire, is meant to induce, to infect, to force men to see, truly see, what they are living, what they are doing. Literature is meant to enrage, to anger, to grab men by the face and force him to see the horrors of which he is the cause of. Literature is meant to burn, to sear, to carry its voice across the centuries, bringing tales of old to those who are new. To remind the now, that the then that once was must not become the then that will be! For if the burning fire of literature were ever extinguished, what would then serve as a reminder of that which brought men to be what they are now? Thus there must be fire! Fire that consumes the web of deceit into which we are born and reveals to us our imperfections! Fire that makes us constantly strive forward, because should we ever sit still, what would then be there to uncover our eyes to the truth that is our imperfection? Should men ever feel satisfied and at ease with themselves what else but literature would sound the trumpet and tremble the foundations of our satisfaction to alert us that we are still suffering, that we are still bleeding, that we are still oblivious to the pain coursing through our society? Thus, there must be fire.

Nonsense! Blasphemy! Surely our society is not blind to our degenerating disease of forgetfulness. Yet, once those who have lived have died, what will there be left to remind us of what they lived and did? What else but the words of Blake can bring back the pain of miserable children covered in grime and soot, walking the streets towards the houses of the rich and respectable, so they can climb back into that dark abyss called chimney? Nothing, therefore fire is forged, made, written. Fire like the fire in the words of the romantics, who sought escape from the pain and suffering of this rotting world. Fire from the hands of the great satirists such as Jonathan Swift, which calls the attention of those who are satisfied and at ease to look outside their doors to see the starving children dying outside. And what better fire than the one lit by Elie Wiesel, which gives us a horrid picture of what cruelty we are capable of administrating to each other? If literature had not given life to these remnants of chaos, what would there be to prevent us from repeating what should not have been done in the first place? Thus fire must be! Or where would the larger part of our population be? Where would women be were it not for the fire bred by Mary Wollenstonecraft, where would they be were it not because literature was there to resurrect the past injustices and keep other women in a state of dissatisfaction with themselves and with what they were? What about blacks? What about gays? Fire must be.

From the moment the first word was uttered, from the moment the first storyteller war born, from the moment the first word was written, men’s fate was sealed. That strange new form of communication that would be known as literature was to be the safe keeper of their future. That essence into which they poured their knowledge and gave it form was to be their new fire it was to be their safe guard against their past. And so fire was born! It mission to arouse, disturb and alarm all those which came into contact with it. This fire held the power to arouse, disturb and alarm the mind in order to induce a state of dissatisfaction that would lead to change and improvement. This shining new power had the ability to resurrect what was, so it should not be. There was fire! Fire that would make sure no one would suffer like the one before, that none should perish without trace…! And yet… men still suffer like before and some perish without a trace… But the fire still burns! Thrusting its power into hands that grow stronger and capable each day, soon the earth shall burn in glory and be ushered into an era of improvement. The giant set free is now free to create, to feel joy, to endure… While the immortal memories of what was, rejoice and glow in the burning cities! Fire to live, fire to heal, fire to be…

The Raven (Edgar Allan Poe)

Once upon a midnight dreary, while I pondered, weak and weary,
Over many a quaint and curious volume of forgotten lore,
While I nodded, nearly napping, suddenly there came a tapping,
As of some one gently rapping, rapping at my chamber door.
"'Tis some visitor," I muttered, "tapping at my chamber door-
Only this, and nothing more."

Ah, distinctly I remember it was in the bleak December,
And each separate dying ember wrought its ghost upon the floor.
Eagerly I wished the morrow;- vainly I had sought to borrow
From my books surcease of sorrow- sorrow for the lost Lenore-
For the rare and radiant maiden whom the angels name Lenore-
Nameless here for evermore.

And the silken sad uncertain rustling of each purple curtain
Thrilled me- filled me with fantastic terrors never felt before;
So that now, to still the beating of my heart, I stood repeating,
"'Tis some visitor entreating entrance at my chamber door-
Some late visitor entreating entrance at my chamber door;-
This it is, and nothing more."

Presently my soul grew stronger; hesitating then no longer,
"Sir," said I, "or Madam, truly your forgiveness I implore;
But the fact is I was napping, and so gently you came rapping,
And so faintly you came tapping, tapping at my chamber door,
That I scarce was sure I heard you"- here I opened wide the door;-
Darkness there, and nothing more.

Deep into that darkness peering, long I stood there wondering, fearing,
Doubting, dreaming dreams no mortals ever dared to dream before;
But the silence was unbroken, and the stillness gave no token,
And the only word there spoken was the whispered word, "Lenore!"
This I whispered, and an echo murmured back the word, "Lenore!"-
Merely this, and nothing more.

Back into the chamber turning, all my soul within me burning,
Soon again I heard a tapping somewhat louder than before.
"Surely," said I, "surely that is something at my window lattice:
Let me see, then, what thereat is, and this mystery explore-
Let my heart be still a moment and this mystery explore;-
'Tis the wind and nothing more."

Open here I flung the shutter, when, with many a flirt and flutter,
In there stepped a stately raven of the saintly days of yore;
Not the least obeisance made he; not a minute stopped or stayed
he;But, with mien of lord or lady, perched above my chamber door-
Perched upon a bust of Pallas just above my chamber door-
Perched, and sat, and nothing more.

Then this ebony bird beguiling my sad fancy into smiling,
By the grave and stern decorum of the countenance it wore.
"Though thy crest be shorn and shaven, thou," I said, "art sure no craven,
Ghastly grim and ancient raven wandering from the Nightly shore-
Tell me what thy lordly name is on the Night's Plutonian shore!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

Much I marvelled this ungainly fowl to hear discourse so plainly,
Though its answer little meaning- little relevancy bore;
For we cannot help agreeing that no living human being
Ever yet was blest with seeing bird above his chamber door-
Bird or beast upon the sculptured bust above his chamber door,
With such name as "Nevermore."

But the raven, sitting lonely on the placid bust, spoke only
That one word, as if his soul in that one word he did outpour
.Nothing further then he uttered- not a feather then he fluttered-
Till I scarcely more than muttered, "other friends have flown before
-On the morrow he will leave me, as my hopes have flown before.
"Then the bird said, "Nevermore."

Startled at the stillness broken by reply so aptly spoken,
"Doubtless," said I, "what it utters is its only stock and store,
Caught from some unhappy master whom unmerciful Disaster
Followed fast and followed faster till his songs one burden bore-
Till the dirges of his Hope that melancholy burden bore
Of 'Never- nevermore'."

But the Raven still beguiling all my sad soul into smiling,
Straight I wheeled a cushioned seat in front of bird, and bust and door;
Then upon the velvet sinking, I betook myself to linking
Fancy unto fancy, thinking what this ominous bird of yore-
What this grim, ungainly, ghastly, gaunt and ominous bird of yore
Meant in croaking "Nevermore."

This I sat engaged in guessing, but no syllable expressing
To the fowl whose fiery eyes now burned into my bosom's core;
This and more I sat divining, with my head at ease reclining
On the cushion's velvet lining that the lamplight gloated o'er,
But whose velvet violet lining with the lamplight gloating o'er,
She shall press, ah, nevermore!

Then, methought, the air grew denser, perfumed from an unseen censer
Swung by Seraphim whose footfalls tinkled on the tufted floor.
"Wretch," I cried, "thy God hath lent thee- by these angels he hath sent thee
Respite- respite and nepenthe, from thy memories of Lenore!
Quaff, oh quaff this kind nepenthe and forget this lost Lenore!
Quoth the Raven, "Nevermore."

"Prophet!" said I, "thing of evil!- prophet still, if bird or devil!-
Whether Tempter sent, or whether tempest tossed thee here ashore,
Desolate yet all undaunted, on this desert land enchanted-
On this home by horror haunted- tell me truly, I implore-
Is there- is there balm in Gilead?- tell me- tell me, I implore!
"Quoth the Raven, "Nevermore."

"Prophet!" said I, "thing of evil- prophet still, if bird or devil!
By that Heaven that bends above us- by that God we both adore-
Tell this soul with sorrow laden if, within the distant Aidenn,
It shall clasp a sainted maiden whom the angels name Lenore-
Clasp a rare and radiant maiden whom the angels name Lenore.
"Quoth the Raven, "Nevermore."

"Be that word our sign in parting, bird or fiend," I shrieked, upstarting-
"Get thee back into the tempest and the Night's Plutonian shore!
Leave no black plume as a token of that lie thy soul hath spoken!
Leave my loneliness unbroken!- quit the bust above my door!
Take thy beak from out my heart, and take thy form from off my door!"
Quoth the Raven, "Nevermore."

And the Raven, never flitting, still is sitting, still is sitting
On the pallid bust of Pallas just above my chamber door;
And his eyes have all the seeming of a demon's that is dreaming,
And the lamplight o'er him streaming throws his shadow on the floor;
And my soul from out that shadow that lies floating on the floor
Shall be lifted- nevermore!